Marzo 2011 – HORACIO TABARES

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Psicólogo clínico y psicólogo social

Uno de los fundadores de la Asociación Civil “Vinculo”

“LO QUE EL ESTADO HA HECHO EN PREVENCIÓN, NO SE COMPADECE CON LA GRAVEDAD DEL PROBLEMA”

Por Fabio Montero

Según la Encuesta Nacional sobre Sustancias Psicoactivas, en nuestro país las drogas legales como el alcohol, el tabaco y los psicofármacos se ubican entre las primeras causas de adicciones. Por su parte, la marihuana y la cocaína son las drogas ilegales de mayor crecimiento. La encuesta señala además, que la edad de inicio en el consumo se ubica entre los 14 y 17 años

En los últimos años, la tendencia en nuestro país ha sido ascendente ubicando a la Argentina en el principal consumidor de América latina.

En Rosario, las adicciones golpean fuertemente a los sectores más bajos, no solo en relación al uso de drogas, sino también en cuanto a la distribución y comercialización de los estupefacientes.

“Vínculo” es una sociedad civil sin fines de lucro que se formó en marzo de 1989 en la zona de Empalme Granero. El objetivo inicial, fue desarrollar acciones preventivas en la ingesta de sustancia, en un momento, en que todavía no se avizoraba la oleada de consumo que vendría años después.

Desde entonces “Vínculo” creció, tanto territorialmente, como en la formación de recursos humanos. A través de la Tecnicatura en Adicciones y Violencia, desarrolla capacitaciones que le ha permitido avanzar en el campo científico. Hoy cuenta con una filial en Villa Gobernador Gálvez y un Centro de Día donde se atienden personas con problemáticas por el consumo de sustancias.

Uno de los fundadores de “Vinculo” es el psicólogo clínico y psicólogo social Horacio Tabares con quien nos entrevistamos para conocer en profundidad la problemática derivada del consumo de drogas.

¿Cuál es el trabajo de prevención que realiza la institución en el territorio?

En prevención se ha instalado una red de agrupamientos denominados “Consultorías”, que funcionan en lugares de alta conflictividad social. Ahí se trabaja con equipos de 4 o 5 personas integrados por estudiantes de psicología, profesionales jóvenes y  Operadores Comunitarios avanzados. Abarcamos desde la contención, hasta el diseño de estrategias preventivas. Además, capacitamos a algunos referentes para que establezcan relaciones con instituciones de la comunidad. Hubo momentos donde estas “Consultorías” estuvieron distribuidas en 20 puntos de la ciudad. Todo un logro si se tiene en cuenta que se trabaja sobre la base de voluntariado

En la actualidad, trabajamos con dos equipos en el barrio Santa Lucia donde somos asistidos con un subsidio de la municipalidad. En este barrio, hay una expansión del consumo de drogas que se combina con violencias urbanas. Por otra parte, es un barrio donde muchos jóvenes no pueden ocuparse de su propia salud, lo que los lleva a realizar prácticas sexuales sin ningún tipo de cuidado que deriva generalmente contagios de VIH Sida

¿Qué nivel de participación tiene el Estado en relación a las políticas de prevención?

Lo que el Estado ha hecho en prevención no se compadece con el grado de gravedad que adquiere el problema. Hay algunos programas nacionales, en relación al consumo de drogas, pero son relativamente minúsculos y no tienen la continuidad y la proyección que deberían tener. Es como si el Estado hiciera otra valoración en relación a la prioridad que tiene el consumo.

Otro ejemplo de desidia en este aspecto, es la Ley de Salud Mental, que si bien tiene cosas importantes, como considerar que una persona con problemas de consumo es un sujeto de derechos, es escasa en cuanto a una cobertura integral del adicto. En otras palabras, no está puesta la prevención en forma prioritaria.

Las políticas públicas deberían tomar, en primer lugar, el tema de la disminución de la demanda, pero también, el problema de la oferta. En este aspecto, se debe trabajar con políticas de seguridad, en el caso de las drogas ilegales, y con el contralor del Estado, en cuanto a la oferta de drogas legales como el alcohol, el tabaco, los psicofármacos, etc.

¿Qué aspectos se deberían abordar en una política de prevención?

Una estrategia de prevención tiene que abordar todos los aspectos, trabajar en relación a la oferta, a la demanda, y a la disminución de daños. Otro tema, es la estrategia clínica destinada a trabajar sobre el daño que ya ha provocado la ingesta de sustancia, y además, elaborar una política de formación de recursos humanos que colabore con el diseño y la aplicación de las acciones preventivas.

Otro aspecto importante es la investigación. No se puede realizar prevención si no se ha investigado, por ejemplo, sobre la población a trabajar.

En el sector gobernante hay una percepción diferenciada en relación a la gravedad del problema, y en consecuencia, todo lo que se hace es poco e ineficiente. Se están desperdiciando esfuerzos serios que realiza mucha gente. Es cierto que para hacer prevención hay que tener ganas y conexión con la gente, pero también hay que formarse. Lo que falta en nuestro país es un plan maestro. Un plan nacional de drogas y planes en las distintas provincias que trabajen en consonancia.

¿No tener un plan maestro, tiene que ver con cuestiones políticas?

Pienso que sí. Un plan nacional sobre consumo de drogas no corta cintas en épocas de elecciones. Además, hay que trabajar a largo plazo y no con la concepción cortoplacista. Acá se invierte para esperar los resultados al día siguiente y estos temas hay que planificarlos a largo plazo. Por ejemplo en España, los planes sobre consumo se establecen a 8 o 10 años y esto a los españoles le está dando resultado.

¿A qué le atribuye la irrupción masiva de consumo en nuestro país?

Esta expansión del consumo de drogas se corresponde con el capitalismo salvaje en el estamos inmersos. El sistema genera las condiciones de producción de sustancias psicoactivas en gran escaa. Por ejemplo, la síntesis de determinadas sustancias como el clorhidrato de cocaína lo hizo un laboratorio alemán, al igual que la síntesis del ácido lisérgico. Además, para reducir a escala mundial lo que se está consumiendo hace falta grandes inversiones en distribución y comercialización. Esto no se hace con improvisación, es producto de la gran producción capitalista en una etapa de desarrollo muy avanzada.

Pero además, las corporaciones no solamente producen las condiciones de la producción material, sino también, condiciones espirituales en la población con altos niveles de sufrimiento y vulnerabilidad para que encuentren en la sustancia psicoactivas la forma de paliar, aunque sea transitoriamente, mucho de los sufrimientos que padece. Aumenta la demanda por que aumenta el sufrimiento de la población.

¿El consumo de drogas siempre está asociado a la delincuencia?

Si bien la delincuencia esta asociada al consumo de drogas, yo considero que el enfoque debe ser encarado desde otro lugar. Desde hace tiempo, se vienen instalando en los barrios laboratorios o cocinas de drogas. Estas cocinas forman parte de una de las tantas terminales que tiene la internacional mafiosa de la droga. Estos grupos corporativos internacionales, tienen como estrategias de distribución y de penetración la instalación de pequeñas Terminal a la cual proveen de materias primas. El caso es que donde se monta una cocina se corrompe el tejido social. No se puede instalar el laboratorio sin la complicidad explicita o implícita del barrio. Esto se da por que muchas familias ingresan al circuito por las posibilidades de supervivencia económica que le significa cocinar y distribuir cocaína.

Todo esto genera un fenómeno que comienza a verse en nuestra ciudad que es el “sicariato”. El mismo está integrado por jóvenes que son reclutados y entrenados para cobrar las deudas o luchar por el control del territorio.

También es cierto que hay muchos pibes que, en situación de consumo de drogas, pueden hacer alguna ratería y hasta incluso matar, pero esto es ínfimo en el marco de la inseguridad. Muchos políticos se equivocan en el diagnóstico cuando ponen el eje en el consumidor. Así, las víctimas se transforman en victimarios. Se produce una Blumberización de la sociedad, donde los efectos se toman como causas.

¿En las escuelas es grave el problema del consumo?

Si, sobre todo en las escuelas de los barrios, aunque también se da mucho en las escuelas del centro. Esto tiene un desarrollo exponencial, que si no le ponemos freno, crece muy rápidamente. Hay muchas escuelas en que las situaciones de consumo y de violencia hacen imposible el dictado de clases. En este sentido los 180 días de clases se transforma en una cuestión meramente retórica.

Hay que generar equipos interdisciplinarios que trabajen sobre esas cuestiones. Sabemos que hay cosas que no las vamos a erradicar. Yo no pienso una sociedad sin drogas, por que han pasado a ser un producto cultural que se ha enraizado en la vida cotidiana de la gente, tanto en su aspecto ilegal como legal

¿El ministerio de educación no sostiene ningún equipo interdisciplinario en las escuelas?

Ellos trabajan con la concepción del bombero que sale a apagar el incendio. Nosotros le hemos propuesto a varias gestiones trabajar estos temas, pero no hay conciencia para el abordaje preventivo en adicciones. Hay grupos que trabajan, pero no en el marco de estrategias globales como políticas de estado. Si no hay un plan, todo se diluye en buenas intenciones.

¿En materia de prevención que es lo máximo que se puede lograr?

En prevención no hay techo. Hoy lo máximo sería lograr no tener una curva ascendente en el consumo. Para nosotros sería mucho llegar a un amesetamiento del consumo.